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Las invasiones heráldicas
Las invasiones heráldicas
Las invasiones heráldicas
Las invasiones heráldicas II
Las seis obras que presenta este artista son algo más que meros escudos que se enmarcan en puntos cruciales del Castillo de Santa Bárbara. Tanto en los materiales con los que se han confeccionado como en el espíritu generador nos hablan de poesía visual e ironía frente a las realidades sociales y culturales de nuestra época.
...Las seis obras que presenta este artista son algo más que meros escudos que se enmarcan en puntos cruciales del Castillo de Santa Bárbara. Tanto en los materiales con los que se han confeccionado como en el espíritu generador nos hablan de poesía visual e ironía frente a las realidades sociales y culturales de nuestra época.
Marcos Vidal (Vitoria, 1967), es un joven artista de gran interés e indudable proyección en los más variados campos del arte español actual. Tras residir la mayor parte de su juventud en Alicante y estudiar en la Facultad de Bellas Artes de Valencia pasó a vivir y trabajar habitualmente en Mallorca, en donde tiene su estudio y desarrolla una enorme actividad como artista, animador de la vida cultural y artística de la isla y activo representante del colectivo de artistas visuales de esa Comunidad. En los últimos años, además de sus exposiciones individuales, ha sido seleccionado y participado en interesantes proyectos internacionales, como la Bienal “Mediterránea 2”, celebrada en Dubrovnik, Croacia, 2001, y la última Bienal de Beijing, China, en 2005.
Las obras que Marcos Vidal presenta ahora en el Castillo de Santa Bárbara, realizadas expresamente para el Simposium Escultura de Alicante (SEA), son una irónica reflexión sobre algunos aspectos significativos de la historia y el presente de Alicante, su realidad social, y sobre la relatividad de nuestra percepción artística y la equívoca confrontación de lo popular frente a lo culto y erudito a la hora de reconocer y valorar el mundo de los iconos y las imágenes más comunes, desde luego “contaminados” estética y culturalmente con más perversidad que inocencia…
Los seis escudos que Marcos Vidal ha creado constituyen una muestra ejemplar de una de las líneas principales del trabajo de nuestro artista desde hace años. Ya en el catálogo de la Bienal en Dubrovnik me refería a esta temática “heráldica”, irónica y mordaz, como un modo de poesía visual y representación ácida y humorística de la realidad. Sobre sus emblemas instalados en una de las fortalezas de la hermosa ciudad amurallada croata escribía entonces: “Se trata de una crítica mordaz sobre las contaminaciones y superposiciones visuales que se han impuesto en el paisaje de nuestras ciudades, sobre todo en aquellos lugares fagocitados por el marketing turístico. Los antiguos emblemas, los escudos familiares, las inscripciones conmemorativas, y tantas otras cosas que significaban la memoria, han sido suplantados por la nueva heráldica del “souvenir”, el logotipo y los escaparates del “Todo a 100”. Marcos Vidal juega con la enorme capacidad de significación, múltiple y variada, de estos objetos encontrados conformados en un nuevo formato y divertida contigüidad”. Inteligencia, ironía, humor, crítica, y también una impetuosa voluntad de arte, constituyen algunos de los valores que podemos reconocer y admirar sin demasiado esfuerzo en Marcos Vidal y en su reciente trayectoria artística…
Parece ser que la palabra “heráldica” tiene que ver con el sustantivo “heraldo”, el mensajero… En las Cortes de la Edad Media el heraldo era el “Rey de armas”, el personaje cortesano que llevaba los mensajes, ordenaba las fiestas de caballería y controlaba los registros de la nobleza; se trataba de un personaje oficial que tenía a su cargo importantes cometidos, anunciar sucesos importantes: como avisar con sus trompetas y clarines el paso de una comitiva, o anunciar la muerte del rey, por ejemplo… Siguiendo la ironía de Marcos Vidal, propongo la definición y el estudio de una nueva “heráldica” que solucione las evidentes necesidades de representación de algunos fenómenos sustanciales en nuestro tiempo. Esta “neo-heráldica” sería también una ciencia auxiliar de la historia –como la vetusta heráldica convencional que se ocupa de las genealogías aristocráticas y los conocimientos relacionados con los escudos nobiliarios– pero abarcando territorios de la realidad más actuales: el de las primeras páginas de los periódicos, las portadas de los noticieros, los titulares de estos despersonalizados “heraldos” de nuestra particular “realidad” y Apocalipsis cotidiana…
Los emblemas son pura poesía visual, un hermoso e inteligente modo de expresión conceptual: poesía sin palabras, imágenes no descriptivas ni narrativas… Sin duda los emblemas pueden representar eficazmente al mundo sin palabras ni imágenes pornográficas… Creemos que el pozo de las palabras y las imágenes es inagotable, y no es cierto… Al menos los emblemas nos ahorran un buen montón de palabras e imágenes que solemos derrochar en otros casos; y también ejercitan nuestra entumecida capacidad de imaginar e interpretar fuera de lo establecido como políticamente correcto y estadísticamente convencional.
Desde luego Marcos Vidal es heredero de aquel sugestivo universo de apropiaciones y contigüidades que inauguró Duchamp con sus “ready mades”. Se trataba de complejos y divertidos juegos de palabras u homofonías, de la elección de objetos banales y su utilización como materia prima en la invención de nuevos objetos artísticos, cambiando sustancialmente el ángulo visual desde el cual el objeto es ordinariamente percibido, aislándolo de su “ambiente natural”, despojándolo de su pasado funcional, para obtener una pura abstracción lógica del objeto y liberarlo de sus originales significados. Esta necesaria “limpieza” conceptual de significados y utilidades funcionales prepara y convierte al objeto en un nuevo territorio para la creación, un territorio “libre” en el que se constituye la república del arte y triunfa la “voluntad de arte” de Duchamp…
También el surrealismo ofreció nuevas perspectivas de representación al collage y al ensamblaje de objetos. Al principio todo fue un puro automatismo, luego los sentidos se pervirtieron y comenzaron a aparecer pinturas y objetos con una intención estética, o expresiva, aunque siempre inquietante. Max Ernst, Miró, Dalí, Buñuel, Magritte, cada uno de ellos inventó extraños collages y ensamblajes visuales, en todo caso inspirados por un impulso poético que buscaba en las asociaciones extrañas e inesperadas una revelación poética, nunca mística… En muchos aspectos Joan Brossa, heredero por igual del Dadá y el surrealismo, de Duchamp, Picabia y Miró, entre otros, ha representado hasta su muerte esta voluntad poética, en la cual Marcos Vidal también respira…
Marcos Vidal no cae en la tentación de querer crear grandes obras, heroicas, definitivas; raciona y utiliza con inteligencia la ironía y la paradoja, ambas cosas muy serias, capaces como pocos recursos de desvelar las contradicciones y los lugares comunes de nuestro tiempo. Los materiales y los elementos de sus escudos, por ejemplo, nos remiten a un catálogo de significados de índole social, sobre todo… No hay ingenuidad ni puro automatismo en estos ensamblajes/collage, sino intención y crítica sociales…
Esta intención y critica sociales son las que reconocemos en los cuatros “escudos parlantes” creados por Marcos Vidal para el Castillo de Santa Bárbara: “Escudo Alicantino” está constituido por un campo de bandas verticales rojas y amarillas (rojigualdas) que nos recuerdan las barras heráldicas de la antigua Corona de Aragón, y por extensión las de todas las banderas de las Comunidades cuyos territorios históricamente pertenecieron a aquella Corona, sobre el que se superpone la forma desmembrada de un castillo (desde luego referencia icónica del castillo alicantino)… también puede adivinarse la intención de representar el fuego de las fiestas de San Juan, las hogueras en donde se quemaban los viejos muebles y trastos como deseo de renovación y purificación… y también una alusión a la inestable unión y conjunción (ensamblaje) de las Coronas de Castilla y Aragón que configuraron España… o cualquier otra interpretación crítica sobre las realidades históricas o actuales que comúnmente se plantean en el debate político desde posiciones nacionalistas o antinacionalistas… “Escudo de San Jorge” retoma la imagen del dragón alegórico al santo caballero y lo utiliza para señalar las nuevas invasiones externas (en este caso de China, de gentes y productos chinos) lo que ha provocado o suele provocar una cierta actitud defensiva… miedo y violencia que desgraciadamente suelen aparecer encadenados causalmente sin solución de continuidad… “Escudo Español”representa en toda su descarada ironía una nueva épica de lo cotidiano: el domingo de paella y futbol, una ácida reflexión sobre lo banal y la trivialidad de nuestras vidas “sencillas”… “Escudo Top-Manta” plantea otras “invasiones”, en este caso desde África, aquí representadas por los productos típicos del “Top-Manta”, los Cd. Musicales y DVDs. de películas pirateadas, compuestos como escamas, una cota de malla defensiva, etc…
Por último, señalar que las obras de Marcos Vidal pertenecen en muchos aspectos al territorio del kitsch y sus sucedáneos. El kitsch y la postmodernidad tienen en común el reciclaje irreverente, el gusto por cierta iconografía “popular” y lo evidentemente artificial, el placer por el color saturado y el brillo deslumbrante, el melodrama, lo lleno, su “horror al vacío”… El kitsch ha sido considerado como el territorio del mal gusto y valorado como un “proyecto artístico fallido” por sus formalizaciones demasiado obvias y dramáticas, artificiosas, exageradas, repetitivas, “maximalistas” y desmedidas. Quizá la crisis actual de representación signifique la realidad del desencanto –con el progreso, la experimentación formal, la originalidad– y una reconsideración de todo aquello que las nociones de la modernidad excluían. La copia, la clonación indiferenciada de los objetos kitsch, su amoral apropiación, la cita, la simulación, atraen el interés de los artistas y suponen una experiencia distinta de arte y creatividad. Además, la imitación, la apropiación y la simulación ya estaban presentes en los tiempos de la modernidad, en el Pop, como imitación de la sociedad alienada por el consumo de cosas e imágenes. En la postmodernidad ya no hay tales distinciones entre causa y efecto, como sí las había todavía en el Pop de Warhol, por ejemplo… Las obras de Marcos Vidal no tiene nada que ver con el Pop, aunque se parezcan… Son otros tiempos, otras intenciones.
Cochina Tele (versión Sineu)
- Detalles
- Escrito por: Marcos Vidal Font
- Categoría: intervencion
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2009, instalación, textil, paja, plastico y madera, medidas variables
Cochina Tele (versión Sineu)
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2009, instalación, textil, paja, plastico y madera, medidas variables
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2009, instalación, textil, paja, plastico y madera, medidas variables
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Cochina tele
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2008, instalación, hierro, leña, y objetos encontrados
Cochina tele
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2008, instalación, hierro, leña, y objetos encontrados
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2008, instalación, hierro, leña, y objetos encontrados
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Polifemas
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- Escrito por: Marcos Vidal Font
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2006, instalación, fotografía sobre tela y estructura de hierro, 55 x 77 x 54 cms cada una
Polifemas
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2006, instalación, fotografía sobre tela y estructura de hierro, 55 x 77 x 54 cms cada una
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2006, instalación, fotografía sobre tela y estructura de hierro, 55 x 77 x 54 cms cada una
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